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Washington. Moody’s rebajó la calificación crediticia de Estados Unidos Estados Unidos en un escalón, al reducirla desde la máxima posible, la Triple A a una de Aa1, debido al enorme déficit presupuestario del gobierno y las altas tasas de interés. Advirtió que los aranceles impuestos por el gobierno del presidente Donald Trump perjudicarán el crecimiento de largo plazo del país.
Con esta medida, Moody’s se ubicó en el mismo rango de las otras dos importantes agencias de calificación crediticia, que rebajaron la calificación de Estados Unidos hace algún tiempo.
Moody’s declaró que no observa un esfuerzo real por parte del gobierno para recortar el gasto y que prevé un deterioro del desempeño fiscal de Estados Unidos, en comparación con otras economías altamente desarrolladas.
Además, indicó que los aranceles del presidente Donald Trump perjudicarán significativamente el crecimiento a largo plazo del país y que prevé que la carga de la deuda federal alcance aproximadamente 134 por ciento del producto interno bruto para 2035.
“Esta rebaja de un nivel en nuestra escala de calificación –compuesta de 21 niveles– refleja el aumento, durante más de una década, de la deuda pública y los ratios de pago de intereses a niveles significativamente superiores a los de países con calificaciones similares”, declaró Moody’s en un comunicado.
Estados Unidos registra un enorme déficit presupuestario de 1.05 billones de dólares en lo que va de año, 13 por ciento más que en el ejercicio previo. Los costos de los intereses de la deuda del Tesoro siguen aumentando debido al incremento de las tasas de interés y a la mayor deuda que financiar.
Si bien el Congreso de Estados Unidos, la rama del gobierno federal responsable de establecer los niveles de impuestos y gastos, promulgó presupuestos equilibrados para un período de cuatro años a principios de siglo, ha registrado déficits cada año desde 2001.
El costo del belicismo
Sin embargo, a pesar de las advertencias de los halcones fiscales de que aumentar el gasto deficitario podría tener efectos negativos, los republicanos en el Congreso han utilizado sus mayorías para promulgar recortes de impuestos que han privado al gobierno de ingresos, al mismo tiempo que han impulsado un aumento del gasto en defensa y otras prioridades, al tiempo que han realizado recortes en gran medida ineficaces en servicios sociales y gastos de salud.
Los proyectos de ley de estímulo económico promulgados durante la Gran Recesión y la pandemia de COVID-19, así como los costos de dos décadas de guerra tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, han dificultado cada vez más que los legisladores equilibren los gastos con los ingresos fiscales, ya que el Partido Republicano se ha negado rotundamente a apoyar cualquier proyecto de ley que aumente los impuestos a cualquier persona, por cualquier motivo.
Standard & Poor’s fue la primera
Aun así, Estados Unidos mantuvo la máxima calificación crediticia de las tres agencias hasta 2011, cuando la Cámara de Representantes, controlada por los republicanos, inició un enfrentamiento con el Senado, controlado por los demócratas, y la administración Obama, que amenazó con un impago por primera vez en la historia de la deuda soberana estadunidense. Fue entonces cuando Standard & Poor’s tomó la decisión sin precedentes de rebajar la deuda estadunidense de AAA al segundo nivel más alto, AA+.
En aquel momento, S&P citó la crisis del techo de la deuda al afirmar que la rebaja «reflejaba su opinión de que la eficacia, la estabilidad y la previsibilidad de la formulación de políticas y las instituciones políticas estadunidenses» se habían «debilitado en un momento de continuos desafíos fiscales y económicos».
La agencia afirmó entonces que su perspectiva se basaba en su percepción de «las dificultades para superar la brecha entre los partidos políticos en materia de política fiscal». Añadió que «la política arriesgada» del Partido Republicano había demostrado que «la gobernanza y la formulación de políticas de Estados Unidos se estaban volviendo menos estables, menos eficaces y menos predecibles de lo que creíamos anteriormente».
Más de una década después, los republicanos intentaron usar el límite legal de la deuda del país como arma contra otro presidente demócrata, Joe Biden, lo que provocó un nuevo impasse y una nueva rebaja en la calificación crediticia de Estados Unidos por parte de Fitch Ratings. La agencia citó en esta ocasión «un deterioro constante en los estándares de gobernanza durante los últimos 20 años, incluyendo en materia fiscal y de deuda», que había «erosionado la confianza en la gestión fiscal».
Mayor costo de la deuda
Sin una calificación crediticia de primera clase, el gobierno estadunidense tendrá que pagar tasas de interés más altas al solicitar préstamos, lo que podría dificultarle cubrir sus propias necesidades sin reducir el gasto ni aumentar los impuestos.
El anuncio de que la tercera de las tres agencias de calificación crediticia había rebajado la calificación de la deuda estadunidense desde la más alta posible se produjo apenas horas después de que el Comité de Presupuesto de la Cámara de Representantes no lograra avanzar con el «Único, Grande y Hermoso Proyecto de Ley», que contiene gran parte de la agenda legislativa de Trump.
La derrota probablemente no signifique el fin del proyecto de ley, sino que requerirá que los republicanos se reagrupen y lo reformulen para atender las preocupaciones conservadoras sobre los requisitos laborales para Medicaid, la derogación de los créditos fiscales para energías renovables aprobados durante la presidencia de Biden y la aplicación de recortes más profundos al gasto.
Los republicanos esperan aprobar el proyecto de ley —que extendería los recortes de impuestos de Trump de 2017, aumentaría el gasto en control migratorio y exploración energética— mediante el proceso de reconciliación, lo que les permitiría evitar una obstrucción en el Senado siempre que se relacione con el presupuesto.
La Casa Blanca no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios de The Independent. Sin embargo, en una publicación en X, el director de Comunicaciones de la Casa Blanca, Steven Cheung, desestimó la decisión de la agencia de calificación crediticia basada en el hecho de que el economista jefe de Moody’s, Mark Zandi, donara al oponente demócrata de Trump durante las elecciones de 2016 y fuera asesor externo del presidente Barack Obama durante su mandato, que coincidió con la peor crisis financiera desde la Gran Depresión.
“Mark Zandi, economista de Moody’s, es asesor de Obama y donante de Clinton, y ha sido un «nunca Trump» desde 2016. Nadie se toma en serio su análisis. Se ha demostrado que está equivocado una y otra vez”, dijo Cheung.