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Mar de fondo ahoga a la Zona Diamante de Acapulco

es-us.noticias.yahoo.com

ACAPULCO, Gro., junio 20 (EL UNIVERSAL).- La espera fue larga, la espera paralizó Acapulco. La noche del miércoles y la madrugada del jueves fueron casi interminables. Nadie durmió tranquilo, todos estaban con un ojo pegado y el otro bien abierto, con la mira en la lluvia y los vientos que podría traer el huracán «Erick», a esa hora ya categoría 4, de «extrema peligrosidad».

Ni la lluvia ni los vientos llegaron. Acapulco se quedó esperando el impacto de «Erick». Estaba listo. Desde dos noches antes se comenzaron a preparar. Los pobladores surtieron sus despensas, llenaron los tanques de sus vehículos con gasolina. Los comercios fueron sellados, las embarcaciones se pusieron a salvo en la arena, el gobierno obligó a que nadie anduviera en las calles desde las 08:00 de la noche, cuando se suspendió el servicio de transporte público. Y el huracán «Erick» no llegó.

Y no es que los acapulqueños quisieran que llegara, ellos —más que nadie en el país— saben los que es que impacte en su ciudad un monstruo como lo fue «Otis», el huracán categoría 5 que casi la destroza.

«Para nosotros sería algo muy desastroso que vuelva a impactarse otro huracán como ‘Otis’ en Acapulco, pienso que perderíamos mucho, comenzando por nuestros empleos, ¿Piensan que los dueños iban a querer invertir más en la reconstrucción del hotel?», dice la directora de Comercialización del hotel Krystal Beach, Karina García.

El Krystal Beach quedó destrozado durante el paso de «Otis»; opera desde hace unos meses al 100%, es de los pocos o, tal vez el único, que lo hace en la franja de playa de la Zona Dorada de Acapulco.

Tras la larga noche, la ciudad amaneció vacía, despoblada, la mayoría de la gente se mantuvo atrincherada. La Costera Miguel Alemán estuvo casi vacía, las calles del centro igual, el mercado lució semiabierto, los restaurantes cerrados, muy pocos abrieron. Las tiendas, con las cortinas abajo.

El Acabus suspendió su servicio y muy pocas unidades del transporte público trabajaron. A Acapulco el huracán «Erick» lo paralizó.

El ciclón no impactó en Acapulco, pero sí en su economía. El presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Acapulco, Alejandro Martínez Sidney, aseguró que fueron cerrados unos 18 mil comercios en el puerto. Y cuantificó —sin explicar metodología— que por ese cierre hubo una pérdida de mil 878 millones de pesos.

Pero las pérdidas económicas en Acapulco ya venían de atrás, desde mediados de abril el fenómeno del mar del fondo comenzó a carcomer la playa de la Zona Diamante.

A casi toda la franja de playa que comienza en Puerto Marqués y termina en La Bonfil la ahogó el mar. En estos días se ha llevado restaurantes y con la llegada del huracán «Erick» las olas pegan en los muros de contención de los grandes complejos de condominios de la Zona Diamante.

Trabajadores del complejo de condominios Costa Ventura, alrededor de las 13:00 horas, trabajaban colocando costales llenos de arena para contener el oleaje.

«Estamos aprovechando que bajó la marea», contó uno de ellos.

Otro más explicó que lo hacen porque es una forma de cuidar sus empleos. El complejo está conformado por seis torres; en donde trabaja el grupo hay 60 condominios, pero desde «Otis» solamente 20 se encuentran funcionando.

Otro trabajador del condominio narra que desde que pasó «Otis» el fenómeno del mar de fondo es persistente, para unos meses y vuelve, y el mar no se detiene.

Explica que antes de «Otis» la playa medía unos 30 metros; tras «Otis» se quedó con unos 20 o 15 metros, pero con los oleajes de los últimos días la playa desapareció.

El oleaje poco a poco ha carcomido la arena hasta derrumbar bardas, áreas de playa, fachadas, terrazas, ha dejado expuestas albercas y tuberías de drenaje que desembocaban directo en el mar.

En Puerto Marqués, la playa Revolcadero, La Bonfil, decenas de restaurantes fueron destruidos por el mar de fondo, están casi colgando a punto derrumbarse; muchos apenas se venían reponiendo de «Otis» y del huracán «John».

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