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Científicos convierten hongo tóxico en prometedor anticancerígeno

jornada.com.mx

Madrid. Un equipo de investigadores liderados por la Universidad de Pensilvania ha logrado convertir el Aspergillus flavus, un hongo conocido por su toxicidad y vinculado a muertes en excavaciones de tumbas antiguas, en un prometedor compuesto anticancerígeno que abre nuevas fronteras en el campo de los medicamentos antifúngicos.

Los hongos nos dieron la penicilina (…) Estos resultados demuestran que aún quedan muchos más medicamentos derivados de productos naturales por descubrir, afirmó la autora principal del estudio y profesora asociada del programa universitario Penn Compact, Sherry Gao.

El Aspergillus flavus provocó una serie de muertes prematuras entre los equipos de excavación que entraron en la tumba del faraón Tutankamón en la década de 1920, y entre aquellos que hicieron lo propio en el sepulcro del rey Casimiro IV en Polonia durante los años 70. Ahora se ha convertido en la fuente improbable de una nueva y prometedora terapia contra el cáncer, según los investigadores.

El estudio, publicado en la revista Nature Chemical Biology, muestra un tratamiento que consiste en una clase de péptidos sintetizados ribosómicamente y modificados postraduccionalmente (RiPP, por sus siglas en inglés), lo que potencia las propiedades para combatir el cáncer del hongo.

El análisis genético indicó que una proteína específica de Aspergillus flavus es una fuente de RiPP fúngicos; al desactivar los genes que la producen, los marcadores químicos que marcaban la presencia de RiPP también habían desaparecido.

Una vez que lograron purificar cuatro RiPP diferentes, los científicos descubrieron que las moléculas compartían una estructura única de anillos entrelazados que bautizaron como asperigimicinas, de las cuales, dos tuvieron efectos potentes contra las células de leucemia; otra de las variantes funcionó como la citarabina o la daunorrubicina después de añadirle un lípido.

Esta potenciación por parte de los lípidos tiene que ver con el gen SLC46A3, que ayuda a que los materiales salgan de los lisosomas, unas bolsas que recogen elementos extraños que entran en las células.

Este gen actúa como una puerta de entrada. No sólo facilita el paso de las asperigimicinas a las células, sino que también permite que otros péptidos cíclicos hagan lo mismo, afirmó la primera autora del artículo, Qiuyue Nie.

La científica también destacó que saber que los lípidos afectan la forma en que este gen transporta sustancias químicas a las células proporciona otra herramienta para el desarrollo de fármacos.

Asimismo, los investigadores descubrieron que las asperigimicinas probablemente alteran el proceso de división celular, aunque no tienen casi ningún efecto sobre el cáncer de mama, de hígado o de pulmón, lo que sugiere que sus efectos son específicos para ciertos tipos de células, lo que es fundamental para el desarrollo de futuros fármacos.

Además, han logrado identificar grupos de genes similares en otros hongos, lo que indica la existencia de más RiPP fúngicos por descubrir.

Por último, apuntaron que el siguiente paso es probar las asperigimicinas en modelos animales.

En el estudio colaboran científicos de las universidades estadunidenses de Rice, Pittsburgh, Texas, Washington en San Luis, la Escuela de Medicina de Baylor y, de Portugal, la Universidad de Oporto.

El proyecto ha sido financiado por los institutos nacionales de salud estadunidenses, la Universidad de Pensilvania, la Fundación Welch, el Programa de Biofísica Molecular del Área de Houston, el Instituto de Prevención e Investigación del Cáncer de Texas y la Fundación Nacional de Ciencias.

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