“El Chapo” estaría dando información al gobierno de EEUU sobre “El Mayo” Zambada, según David Saucedo

El analista en seguridad afirma que ambos capos estarían proporcionando datos sensibles a las autoridades

infobae.com

La lucha contra el narcotráfico en México se redefine desde dentro: ya no solo por los enfrentamientos entre cárteles rivales o los operativos binacionales, sino también por las traiciones estratégicas entre capos históricos y la presión de Estados Unidos para desmontar redes político-criminales profundamente arraigadas. En el centro de esta reconfiguración se encuentra el Cártel de Sinaloa, fragmentado en dos bloques principales, con sus líderes principales presos, enfrentados y negociando sus destinos con Washington.

El equilibrio de poder dentro del grupo criminal se descompone desde las entrañas. Mientras el veterano capo Ismael “El Mayo” Zambada enfrenta un proceso judicial en Estados Unidos en el que puede ser condenado a la pena de muerte, su antiguo socio, Joaquín “El Chapo” Guzmán, habría comenzado a colaborar con las autoridades estadounidenses aportando información clave en su contra.

De acuerdo con información revelada por el analista en seguridad David Saucedo en entrevista con Adela Micha, esta situación se desarrolla como parte de una “serie de traiciones calculadas” entre los líderes fundadores del cártel.

“El Chapo Guzmán, de acuerdo con lo último que se dio a conocer, todo tras bambalinas, es que él también es partícipe, ha prestado testimonio e información a las autoridades norteamericanas acerca de su compadre, acerca de El Mayo Zambada. Es una serie de traiciones calculadas mutuas que hay entre El Mayo Zambada y El Chapo Guzmán para obtener también beneficios mutuos”, precisó.

El capo estaría cooperando conEl capo estaría cooperando con las autoridades, según fuentes consultadas por Saucedo. (Foto: ICE)

Desde su celda en la prisión de alta seguridad de ADX Florence, “El Chapo” estaría proporcionando datos sensibles sobre las operaciones, las redes financieras y las alianzas políticas de “El Mayo” Zambada, a cambio de mejorar sus condiciones de encierro, mismas de las que se ha quejado en más de una ocasión.

“Desconozco si El Chapo esté en contacto o haya mandado recados al Mayo Zambada, pero El Chapo Guzmán también está aportando pruebas en el juicio en contra del Mayo Zambada para obtener también ciertos beneficios carcelarios”, precisó.

Al mismo tiempo, “El Mayo” Zambada negocia su propio futuro. De acuerdo con Saucedo, su defensa se centra en impedir que la fiscalía de EEUU solicite la pena de muerte, lo cual le abriría la puerta a un acuerdo de delación premiada.

Esa negociación incluiría un intercambio de alto valor: la entrega de rutas de tráfico, nombres de funcionarios corruptos, activos financieros ocultos y detalles operativos de las estructuras del Cártel de Sinaloa.

Prueba de esa colaboración, según precisó, sería justamente el caso del exalcalde de Ahome, Gerardo Vargas Landeros, a quien recientemente el Congreso de Sinaloa le quitó su fuero.

El Mayo Zambada también estaríaEl Mayo Zambada también estaría dando información de El Chapo y sus hijos. Europa Press/Contacto/Department of State/Tv Aztec

“Entiendo que se realizó una investigación por parte de las propias autoridades en los Estados Unidos con base en información que el propio Mayo Zambada está proporcionando en estas audiencias que está teniendo previo a su juicio y salieron datos que vinculan directamente a este alcalde con la actividad criminal del Cártel de Sinaloa”, señaló.

El veterano capo, de edad avanzada y con problemas de salud, buscaría garantizar un encarcelamiento bajo condiciones médicas viables y con la posibilidad de preservar su círculo familiar inmediato fuera del alcance de los procesos judiciales.

Otro de sus objetivos, según comentó el especialista, sería asegurar la transición de mando dentro de su facción. Saucedo señaló que el liderazgo operativo ya se encuentra en manos de su hijo Ismael Zambada Sicairos, mejor conocido como “El Mayito Flaco”, quien ha consolidado el control territorial y militar de la facción tras la caída de su padre.

¿Empate técnico?

La estructura criminal del Cártel de Sinaloa está fragmentada oficialmente desde el pasado 9 de septiembre de 2024, con el inicio de la guerra entre las dos principales facciones. Por un lado, se encuentran los hijos del Chapo Guzmán —Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar— mejor conocidos como Los Chapitos; por el otro, la facción del Mayito Flaco y todos los brazos y células que juraron lealtad a la familia Zambada.

De acuerdo con Saucedo, a pesar de ya casi ocho meses de iniciado el conflicto, prácticamente hay un “empate técnico”, una especie de parálisis violenta en la que ninguno de los grupos ha logrado imponerse totalmente sobre el otro.

“Hay un virtual empate técnico. Parece que El Mayo Zambada, que siempre fue del grupo del Cártel Sinaloa con el mayor poder de fuego, logró consolidar una zona de la cual Los Chapitos ya no han podido entrar, han tratado, han buscado la manera de apoderarse de ciertos territorios, pero El Mayo Zambada, previendo esta situación —es un hombre muy inteligente— se había visualizado desde hace años que habría una guerra sucesoria al interior del Cártel Sinaloa, una guerra civil como ya las había habido antes en el pasado», subrayó Saucedo.

El analista afirma que hayEl analista afirma que hay una especie de empate técnico. (Anayeli Tapia/Infobae)

En este contexto, el especialista advirtió sobre una posible contraofensiva de La Mayiza para desarticular la influencia de los Guzmán e impedir que se alíen con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), comandado por Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, una posibilidad que se ha planteado en círculos de inteligencia y que, de concretarse, alteraría radicalmente el equilibrio del narcotráfico en México.

En paralelo al conflicto interno, Estados Unidos ha intensificado la presión para capturar a Los Chapitos. Según relató Saucedo, las agencias de seguridad estadounidenses han entregado durante años información precisa sobre su ubicación al gobierno mexicano, pero este se ha abstenido de actuar, temeroso de repetir un episodio similar al Culiacanazo de 2019.

Ese año, un operativo fallido para detener a Ovidio Guzmán desató una jornada de violencia inédita en Culiacán, con bloqueos, tiroteos y rehenes. La decisión presidencial de liberar a Ovidio tras su captura marcó uno de los episodios más controversiales del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, quien defendió la decisión como una medida para evitar una masacre.

“La captura de Los Chapitos implicaba pagar una altísima cuota de sangre, pero también arriesgar la base electoral de Morena en estados donde el cártel operaba como un actor territorial relevante”, afirmó el analista.

A diferencia de López Obrador, Saucedo señaló que Claudia Sheinbaum no heredó estos compromisos y ha podido actuar con mayor independencia frente a las exigencias de Washington.

El verdadero desafío no es localizarlos, es sacarlos

David Saucedo asegura que elDavid Saucedo asegura que el verdadero reto de las autoridades es realizar el arresto y sacarlos de sus guaridas. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Aunque el discurso oficial suele sugerir que los capos del narco están escondidos, Saucedo sostuvo que la localización de estos objetivos no representa un problema técnico para las agencias de inteligencia. Lo que realmente impide su captura es la dificultad táctica para ejecutar operativos que logren penetrar sus anillos de seguridad y trasladarlos fuera de zonas dominadas por sus estructuras armadas.

Un ejemplo reciente lo ilustra, con los bloqueos vistos la semana pasada en tres entidades de forma simultánea. Afirmó que dicho operativo fue para capturar a un operador del CJNG, lo que desató narcobloqueos simultáneos en Guanajuato, Jalisco y Michoacán, mismos que duraron alrededor de seis horas.

“Eso es prácticamente imposible sin complicidad o repliegue de las fuerzas estatales y municipales”, denunció Saucedo, al explicar que este patrón se repite cada vez que hay intentos de golpear estructuras criminales profundamente enraizadas en el territorio.

En muchos casos, los operativos son abortados o los gobiernos niegan su existencia, como ocurrió en esa ocasión, cuando se atribuyó la violencia a una disputa entre grupos rivales y no a una acción federal.

                                                         
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